sábado, 21 de enero de 2017

Reflejos primitivos. Su impacto en el desarrollo del niño.


Cuando un niño nace, deja el entorno protector  del seno materno para entrar en un mundo donde se ve asaltado por una cantidad abrumadora de estímulos sensoriales

Para sobrevivir, está dotado de un conjunto de reflejos primarios o primitivos para asegurar la respuesta inmediata al nuevo entorno y a sus necesidades. 

Los reflejos primitivos son movimientos automáticos, estereotipados, dirigidos desde el tronco del encéfalo y ejecutados sin implicación cerebral. 

Son esenciales para la supervivencia del bebé en sus primeras semanas de vida y le aporta el entrenamiento rudimentario en muchas de las habilidades voluntarias posteriores. 
No obstante los reflejos primitivos deberían tener una vida limitada y después de haber ayudado al bebé a sobrevivir en sus primeros meses de vida deberían inhibirse o ser controlados por centros superiores del cerebro. Esto permite que se desarrollen estructuras neurológicas más sofisticadas, que permiten a su vez que el niño tenga control sobre sus respuestas voluntarias.

Si estos reflejos primitivos permanecen activos después de los 6-12 meses de vida, se les denomina aberrantes y pasan a ser la evidencia de un retraso estructural en el desarrollo del sistema nervioso central. 

Si la actividad de los reflejos primitivos continúa también puede impedir el desarrollo de reflejos posturales posteriores, que deberían surgir para capacitar la madurez del niño a interactuar eficazmente con el entorno.
El detectar reflejos primitivos puede ayudarnos a aislar las causas del problema de un niño, para que podamos encontrar más eficazmente el programa que ponga remedio al problema.

Un programa de terapia visual que incluya la estimulación-inhibición de reflejos; consiste en movimientos estereotipados y específicamente físicos, practicados aproximadamente durante 15 a 20 minutos al día durante un período de nueve a doce meses. 
Los movimientos implicados están basados en el conocimiento detallado de la cronología de los reflejos y el desarrollo normal del niño.


Los patrones de movimientos específicos ejecutados durante los primeros meses de vida contienen en sí mismos un inhibidor natural de los reflejos, y que si el niño nunca ha hecho esos movimientos en el orden correcto, los reflejos primitivos pueden permanecer activos. 
Por lo tanto, es posible que la aplicación de secuencias de determinados movimientos, practicados diariamente, y guiados por un optometrista especializado en terapia comportamental pueda dar al cerebro una segunda oportunidad para registrar patrones de movimiento inhibidores de los reflejos primitivos, que deberían producirse durante el apropiado estado de desarrollo. 

Cuando se corrige la actividad de reflejos aberrantes, muchos de los problemas físicos, académicos y emocionales del niño desaparecen.



PALOMERA ÓPTICOS
Centro de especialidades visuales y auditivas.



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